Alejandría, Era el año 1496 de la era cristiana.
En una antigua casa transformada en depósito por unos mercaderes de alfombras, cinco figuras de contextura variada destraban la puerta lateral y entran sigilosamente vigilando que nadie los vea. Tres de ellos están malheridos, los otros dos llevan grandes bultos en su espalda.
Deambulan dentro del depósito y cada tanto se detiene y miran para orientarse. Hacía mucho tiempo que no entraban a ese lugar, o no.
-Esta era la sala principal.-
-¿Estás seguro simón?-dice una vos femenina.
-Si miren ahí estaban los ventanales, y ahí la escalera que llevaba al balcón del fondo.-
Buscan unos minutos y dan con una gran trampilla que estaba sepultada bajo unos centímetros de tierra bajo una gran y antigua campana de piedra.
Mientras escarban para mover el gran bloque de piedra que tapa la entrada, uno de ellos acerca su mano a la campana.
-NO TOQUES LA CAMPANA- Gritan todos al unisonó.
El joven estupefacto les indica que bajen la voz.
- No iba a tocar, no ven que es de piedra-
-La puso ahí un vampiro que hablaba consigo mismo todo el tiempo, un hijo de la locura. Si hay algo que me enseño la experiencia es no creer en todo lo que dicen mis ojos.-
-Entonces, Andrêas, no puedo leer lo que dice dentro de la campana de piedra.-
Todos se acercaron a la campana.
“Esta es y será su casa hijos y aliados de Saul, tesoro y yo marchamos donde la perdida de mis hermanos no me siga destrozando. La venganza la sedo a otras manos. Si por alguna razón me necesitan o mis hermanos retornan, llámenme, toquen mi campana y apareceré.”
-Ahora entiendo, está dormido y Manuel tomo el control de todo. Hay que tocar su campana para que despierte.-
-De que hablas Anna-
-De la campana que tiene en el barco-
-Contadme de nuevo lo de los demonios.-dijo Andrêas confuso.
-Os contare todo una vez que estemos en el refugio, pronto va a amanecer
[/right]continuara...