Bueno acá pongo a la lectura de uds el humilde trasfondo de mi clan de enanos. Espero que les agrade.
Crónicas Enanas - La voluntad sea del rey y nuestra la sangre derramada
El gran salón de Karak Azul era un real hervidero de barbas. Las voces de la nobleza enana retumbaban por todos los corredores próximos de la gran sala real. Esta era una reunión particular. La alta nobleza compuesta por los más poderosos señores de los enanos dejaba ver sus rostros sombríos y en algunos casos hasta coléricos. Se estaban tocando temas importantes. Los enanos no estaban dispuesto a dejar que el agravio sufrido por los pieles verdes poco tiempo atrás, cuando sitiaron y destrozaron parte de la ciudadela de Karak Azul y el asesinato del hijo del rey quedase impune mas tiempo. La hora de la guerra estaba próxima y los enanos pensaban que esta vez debía ser lejos de sus propias murallas y lujosos y milenarios salones testigos de la historia enana de la región.
¿Qué te hace pensar que eres el indicado para que confíe tamaña campaña?
Dijo el rey mientras clavaba sus oscuros y firmes ojos que dejaban ver un brillo de ancestral poder detrás de sus tupidas y grisáceas cejas. La mirada de los otros doce señores de los enanos que se encontraban en conferencia con el rey se dirigieron serias hacia el otro interlocutor.
Meadhor se rascó la barba en silencio. Hacía tiempo que había pensado esta charla y por sobre todas las cosas esta pregunta. Pero en el momento que el rey se dirigió directamente a él supo al instante que la única oportunidad estaba frente a él y justamente de su respuesta dependía el futuro próximo de todo su clan. Su mente, por un instante se alejó de aquella sala, viajó en el tiempo e imagino como debieron de haber sido aquellos trágicos días en que su antepasado dejo atrás su querida fortaleza para cumplir con el último deseo de su rey. Dejar todo atrás por cumplir una ultima voluntad. Glyir, así era como se llamaba el fundador del clan había renunciado a su propio deseo de dar la vida defendiendo su ciudad natal por cumplir una ultima promesa.
El sonido del entrechocar de jarras en el salón de Karak azul lo trajo a la realidad por un instante y las imágenes del pasado se confundieron con las risas y charlas del presente. Debía dar una respuesta a su rey y debía darla sin más dilación. Se acarició la larga, rubia y entrecana barba con sus callosos dedos. Y por fin contesto.
Mi rey sabes bien que tanto yo como toda mi gente hemos dado lo mejor de nuestras vidas y la más valiente de nuestra sangre por hacer que Karak-Azul sea un lugar prospero y seguro. Es cierto también que no fuimos los únicos que han dado todo por la causa y que fue responsabilidad de todos el no haber logrado frenar a tiempo a la inmundicia piel verde que saqueo estos milenarios salones y profanaron nuestros ancestros. También se muy bien ninguno de lo presentes fue capas de llegar a tiempo para salvar la vida de tu hijo de las asquerosas manos que le dieron muerte. Pero si hay una cosa que nos hace ser merecedor de llevar adelante esta tarea. Si fuimos nosotros los del clan Glyirmnor los que exterminamos hasta el último orco negro que se atrevió a vagar con las mismas intenciones en los niveles inferiores de la puerta sur. Si fueron mis barbaslargas junto a los Ballesteros Rojos los que aniquilaron hasta el último jinete jabalí que intentó quemar la biblioteca de los agravios...
Meadhor a medida que iba hablando se afianzaba en sus palabras, que era hechos irrefutables del pasado cercano. Era su clan el que mas muerte causo a los saqueadores y la región de la puerta Sur la única que había logrado quedar en pie e inexpugnable. Entonces continuó:
...Y fui yo personalmente quien sangró la mitad de su propia sangre por defender el tu estandarte en la puerta sur, pero eso no es todo mi rey. Hay algo mucho mas poderoso y antiguo que me anima a hacerle tamaña solicitud y esto no es solo un deseo personal sino de todo el clan Glyirmnor. Solo nosotros hemos sufrido dos terribles agravios que deben ser vengados. Todos uds saben muy bien a lo que me refiero, solo nosotros hemos sufrido de mano de los pieles verdes la pérdida de su ancestral hogar. Nosotros remontamos nuestras raíces hasta la mismísima Karak-Ocho Picos la sangre de nuestros ancestros corre furiosa por nuestras venas reclamando recuperar lo que por derecho nos pertenece. Hoy más que nunca la oportunidad de recuperar definitivamente nuestra amada ciudad es posible. Es de conocimiento público que el rey Belegar ha recuperado parte de la ciudadela y llegado a los niveles inferiores de Ocho Picos, también sabemos que se encuentra asediado constantemente por la inmundicia goblins. ¿Vamos a dejar que tanta sangre de nuestra raza sea derramada por nada? No mi rey ni la sangre de Kazrik como tampoco la de la familia real Lunn debe ser vertida impune entre las rocas.
Solo le pido esta oportunidad, una única oportunidad de poder sellar el agravio a mi familia y a la de tantos otros clanes que fueron exterminados por completo. Los pieles verdes no se esperan una nueva invasión y mucho menos llegando desde el sur. Mi clan esta bien armado y listo para la batalla. Mis guerreros están ansiosos de derramar tanta sangre orca y goblins como el filo de sus hachas les permita. Imagina rey… si logramos abrir un corredor seguro entre Karak-Ocho Picos y Karak-Azul la posibilidad de un resurgir de nuestra raza en la región no tendría parangón y los asquerosos orcos y goblins deberán dejar la región que miles de años atrás nos quitaron tan cruelmente. Belegar necesita la ayuda de Karak-Azul y nosotros no debemos dejar que su marginal logro se escape como agua entre los dedos. Sé que uds nunca va a permitir que esto ocurra. Por mi barba que uds nunca dejaría que un desendiente directo de la casa real Lunn quede en el olvido en los oscuros corredores mi Karak-Ocho Picos.
Luego de hablar tan encendidamente ante el rey y sus pares, Meadhor no se había percatado que había elevado la voz tan alto que todo el salón ya no emitía sonido alguno, ni siquiera el más ebrio de los presentes en aquel lugar se atrevió a decir palabra alguna.
Fue el rey de Karak-Azul quien ahora se revolvía incomodo en su trono de oro y plata. Miró a los cuatro rincones del gran salón y dejo que su mirada recorriera las arcaicas columnas que sostenían el techo de su hogar. De pronto comenzó a escuchar gritos del pasado, como fantasmas en busca del tan ansiado descanso negado. La hora de la guerra estaba próxima y los agravios a sellar eran muchos, mas de los que el mismo quería que fuesen. Luego se volvió hacia el señor de los enanos del clan Glyirmnor que se encontraba parado frente a él. Esperaba su respuesta.
Meadhor FuriaBarbada patriarca del clan Glyirmnor y Señor de los Enanos responsable de la puerta Sur de Karak-Azul. Eh tomado una decisión y deberás cumplirla incluso a costa de tu propia vida. Los enanos de Karak-Azul hemos decidido zanjar muchos agravios y la hora de hacerlo comienza hoy. Ante el poder que los dioses de la raza me confieren te otorgo la potestad de llevar a tu clan rumbo a Karak-Ocho Picos en nombre de nuestra ciudad para que crees una vía segura entre Ocho Picos y nuestra ciudad. Ve Meadhor hijo de Dhorgrim descendiente de Glyirm lleva a cabo la venganza de nuestra raza allí por donde nuestra sangre fue mancillada impunemente y no olvides que el rey de Karak-Azul te ha otorgado tal derecho.
El rey finalmente calla. Busca con sus arrugadas pero no por ello menos poderosas manos, encallecidas de tanto blandir su poderosa hacha. Al fin sus dedos encuentran la jarra de oro que contiene su tan preciada cerveza.
Que el destino te sea propicio y que tu nombre no deba ser escrito jamás en ningún libro de agravios. Esto último solo fue un murmullo, un pensamiento escapado de sus labios.
Meadhor ya no se encontraba frente a él, ya estaba camino a reunirse con su gente, la hora de la verdad había llegado.